Año nuevo, vida nueva, así es cómo hacemos realidad los buenos propósitos ( por Anna Craemer / traducción Maite Torres Terry)
Cumplir con los buenos propósitos para el año nuevo, ¡cómo hacerlos realidad!
Cada año, en la víspera de Año Nuevo, muchas personas vuelven a practicar más deportes, dejan de fumar, viajan más o finalmente encuentran un trabajo que hace que sus vidas sean más significativas. Estas buenas intenciones no siempre se cumplen y la decepción se extiende.
A menudo se mencionan razones como la falta de consecuencia, un objetivo poco realista o cualquier circunstancia desfavorable externa para explicar por qué las intenciones se olvidan nuevamente después de unos días y no se logran los objetivos deseados.
Bajar o quitar las expectativas no funciona
Para evitar una mayor frustración, uno prefiere no proponerse nada en el Año Nuevo o simplemente disminuir sus metas. Un consejo popular es «Baja tus expectativas, no esperes tanto«. Pero aquí radica el error de pensamiento: no esperar tanto también es una expectativa. No tener expectativas es por lo tanto imposible. Realizar visiones y sueños es una necesidad natural del hombre. Suprimir sus deseos sería antinatural y no puede ser la solución al problema. Entonces, ¿qué nos impide alcanzar finalmente nuestras metas?
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No ser victima, sino creador.
Quien se propone conseguir mucho, suele utilizar la estrategia de la motivación. Se autoconvence con afirmaciones constantes: «Puedes hacerlo, eres genial, puedes conseguir lo que te propongas». A corto plazo, este método puede llevar a una sensación de confianza y a una mayor productividad, pero a largo plazo, aumenta el problema. Porque aquellos que están realmente convencidos de sus habilidades no necesitan este tipo de motivación. Solo aquellos que se consideran inadecuados o que no son lo suficientemente poderosos tienen que convencerse de lo contrario y así intensifican sus pensamientos negativos. Como una pelota que presionas bajo el agua con mucho esfuerzo, y que parece haber desaparecido por un breve momento, pero luego sale con fuerza hacia la superficie. Para deshacerse de la pelota es más efectivo levantarla, mirarla y luego dejar salir el aire.
Aplicado a la vida, esto significa mirar los pensamientos negativos sobre uno mismo, descubrir cuándo y por qué se han formado y finalmente desmentirlos como una falacia, de modo que se disuelven por sí mismos. Los pensamientos negativos sobre nosotros mismos no son una verdad inmutable. Cada opinión que tenemos sobre nosotros fue hecha con una intención específica. Reconocer esta intención significa experimentarse como el creador o creador de la vida, no como la víctima indefensa de las circunstancias. Para un cambio de vida duradero, es más efectivo y satisfactorio a la larga, hacer que la bola estalle.
Tirar los reproches por la borda, encontrar la paz consigo mismo.
Un prerrequisito no solo para la realización exitosa de objetivos, sino también para disfrutar del camino, es una opinión positiva sobre nosotros mismos, sobre nuestro propio ser. Esto no significa que siempre se tengan que tener pensamientos positivos sobre el propio comportamiento, eso es imposible. Pero lo que es posible es tener en todo momento una actitud básica positiva hacia uno mismo, ya que solo aquellos que tienen una opinión básica positiva de sí mismos pueden lograr sus metas con entusiasmo.
De lo contrario, en la realización de las intenciones no se trata de conseguir el objetivo en sí mismo, sino de que el resultado demuestre o proporcione una prueba sobre algo. La prueba de ser lo suficientemente bueno, digno de amor o poderoso. Una batalla perdida. Para estar completamente en paz con uno mismo y alcanzar las metas con entusiasmo, es necesario renunciar a los reproches por completo. Ya sean reproches hacia uno mismo, hacia la vida, la sociedad, el sexo opuesto o hacia los padres. Dado que las acusaciones siempre están relacionadas con sucesos pasados inmutables, tenerlas nos obliga a mirar permanentemente hacia el pasado y no hacia el futuro.
Especialmente las acusaciones en contra de los padres o su educación equivocada, evitan que las personas sean realmente exitosas y felices. Porque lo que la mayoría de los padres quieren para sus hijos es que sean felices. Pero mientras uno se siga aferrando a los reproches y acusaciones contra sus padres, no les desea el trinunfo de tener unos hijos felices. Incluso si el precio lo tienen que pagar ellos mismos. Por lo tanto, una clave importante no solo para el éxito, sino también para la propia felicidad es lanzar por la borda todos los reproches.
El éxito es hermoso
Si la intención es tener éxito financiero y no consigues entender por qué fracasas cada año en la realización de este objetivo, podría deberse a tu opinión sobre el éxito y el dinero o sobre a las personas que tienen mucho dinero. Porque en nuestra sociedad la opinión sobre las personas exitosas con mucho dinero es bastante negativa. Como el autor Michael Kleeberg dijo una vez: «Si hierves la literatura alemana en grandes partes como una salsa, puedes reducirla a esta frase: ‘El capitalismo es malo y los pobres son los buenos'». Esto también es cierto, en mi opinión, para la mayoría de las películas: los ricos son los malos y los pobres los buenos. Cualquier persona que esté de acuerdo con esta opinión le resultará de alguna manera muy difícil llegar a tener éxito financiero porque no quiere ser «el malo». La conciencia no puede diferenciar. Lo que uno piensa sobre las personas exitosas lo piensa sobre todas las personas con éxito, incluidos ellos mismos.
Entonces, quien quiera realizar sus intenciones financieras, no solo debe renunciar a su opinión negativa sobre las personas con éxito financiero, sino también aprender a lidiar con el rechazo social. El primero (renunciar a la opinión negativa) es más fácil, porque si miras de cerca, verás que hay tanto personas pobres como ricas con intenciones dudosas. Así como hay personas pobres y ricas que hacen mucho bien en el mundo. El mal no depende del éxito o del dinero en sí, sino de las acciones de las personas, ya sean pobres o ricas.
Fuera de la zona de confort, hacia la zona de resultados.
Lograr nuevos objetivos es un reto. No pocas buenas intenciones y propósitos fallan debido al temor de abandonar la propia zona de confort. Auque lo viejo resulte incómodo, es familiar. Tan estresante y agotador es, por ejemplo, estar siempre en números rojos a final de mes, como familiar. Conoces los sentimientos y las preocupaciones, y tal vez estás en un círculo de amigos, donde muchas de estas personas tengan la misma situación. No es sorprendente, por lo tanto, que muchos ganadores de lotería después de aproximadamente un año vuelvan a tener el mismo dinero que antes en su cuenta. Si desean crear algo nuevo en su vida, deben estar preparados para abandonar su zona de confort pasando por la zona de aprendizaje e ingresar en la zona de resultados. En lugar de tratar de evitar lo nuevo, es mejor amar lo nuevo y aprender a sentirse seguro en un terreno desconocido.
No hay fuego sin madera.
Para cada nuevo objetivo tenemos que cumplir con las condiciones que requiere el mismo. Esto parece lógico al principio, pero presenta un gran desafío para muchas personas cuando tienen una actitud negativa a la hora de cumplir las condiciones. Quieren el resultado, pero sin prestar los servicios correspondientes. Tal vez porque encuentran que las personas que cumplen las condiciones no son libres. O bien, porque piensan que no necesitan cumplir con las condiciones. Tal vez porque han hecho mucho en sus vidas y piensan que ahora el resultado deseado tendría que suceder solo. Se extiende entonces una actitud de reclamo, de mantenimiento.
Pero nadie pierde kilos de más si no cambia su dieta y se mueve. Nadie cambia de trabajo, si no envía curriculum, etc. A veces, alcanzar los objetivos requiere incluso decir que no, tomarse un descanso o disfrutar de la vida. Pero incluso esto no es posible hacerlo para alguien que por principio piensa que el cumplimiento de las condiciones es indigno. En otras palabras, aquellos que realmente desean lograr sus intenciones deben abandonar su actitud reacia y aprender a cumplir todas las condiciones para el resultado esperado. Lo fastidioso de cumplir condiciones es más la opinión negativa de tener que cumplirlas, que cumplirlas en sí mismas.
Conclusión: lograr objetivos como juego de plenitud y felicidad.
Aquellos que desean alcanzar sus metas y no quieren perder la diversión en el camino deben primero hacer las paces con ellos mismos y luego comenzar a alcanzar sus metas. Simplemente porque a él o a ella le apetece y no para demostrar algo. Así que puedes usar todas las experiencias, tanto negativas como positivas, para obtener información sobre ti mismo y aprender cómo influyen tus propios pensamientos en los resultados. De esta form lograr objetivos se convierte de nuevo en un juego, en un juego de felicidad y plenitud.
Sobre la autora
Anna Craemer es formadora en la Contextuelle CoachingAcademie, que enseña una nueva forma de entrenamiento para la conciencia mental. Además, es propietaria del blog de filosofía Denkwandel. En FOCUS Online escribe sobre la felicidad, la realización, la amistad, el éxito y la productividad, el desarrollo personal, así como la vida en pareja y la sexualidad.
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