En este contexto, la consciencia empieza a ocupar un lugar clave. No como un concepto abstracto o filosófico, sino como una herramienta práctica que permite al jugador comprender la funcionalidad de su sistema mental-emocional, interpretar la realidad con precisión y sostener su identidad competitiva incluso en los momentos de máxima presión.

Durante muchos años, la psicología aplicada al tenis se ha centrado principalmente en manejar emociones, controlar pensamientos o regular estados internos. Sin embargo, el rendimiento no depende únicamente de eso, sino de cómo el jugador filtra, interpreta y da significado a lo que ocurre en pista. Un error, un break en contra, un gesto del entrenador o un comentario del rival no afectan por lo que son, sino por la lectura interna que el jugador hace de ellos.

Por eso, el trabajo profundo no se basa solo en controlar, sino en comprender cómo funciona el sistema mental-emocional del jugador, qué convicciones profundas lo sostienen o lo bloquean, qué narrativa interna activa tensión o miedo y qué identidad competitiva lo limita o lo impulsa. La consciencia, aplicada de forma estructurada, se convierte así en el puente entre el rendimiento visible y el mundo interno que lo sostiene.

A lo largo de más de 25 años de trayectoria profesional he desarrollado modelos que permiten transformar la mente competitiva del jugador desde la comprensión y no desde la imposición. No se trata de técnicas aisladas, sino de estructuras claras que ayudan a jugadores, entrenadores y familias a entender qué está ocurriendo realmente en competición.

Uno de estos modelos es el Sistema CEFI, basado en cuatro pilares internos del rendimiento: Confianza, Entrega, Foco e Intensidad. Este sistema explica por qué un jugador puede rendir de forma estable o, por el contrario, fluctuar emocionalmente sin que exista una causa técnica aparente. Permite detectar con precisión dónde se fractura la estabilidad mental, intervenir con claridad y sostener la identidad competitiva necesaria para alcanzar objetivos deportivos reales.

Otro modelo clave es el Juego R-A-C (Resultado – Análisis – Corrección). Para muchos jugadores supone un antes y un después, porque no solo enseña a interpretar la competición sin dramatismo, sino que abre la puerta a un cambio profundo en su sistema de consciencia. Utilizado desde este enfoque, el resultado deja de ser una amenaza para convertirse en información, la presión se transforma en aprendizaje y se rompe la identificación entre “lo que hago” y “lo que valgo”.

Este cambio permite pasar de una consciencia basada en el miedo, la desconfianza y la carencia a una consciencia sustentada en la confianza, el amor propio y la estabilidad interna. Cuando un jugador empieza a operar desde este segundo estado, el tenis deja de vivirse como una amenaza constante y se convierte en un proceso real de crecimiento y desarrollo.

El tenis español está preparado para integrar modelos más profundos, modernos y funcionales. La consciencia no sustituye lo que ya existe, sino que añade capas, lenguaje y comprensión. Permite que la intervención psicológica deje de ser reactiva para convertirse en verdaderamente transformadora.

El futuro del tenis, especialmente en etapas junior e ITF, exige jugadores que se entiendan por dentro, que sostengan su identidad en momentos de presión, que interpreten la realidad sin distorsiones y que compitan desde su verdad interior, no desde el miedo. Integrar la consciencia es un paso natural hacia ese futuro.

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